Llega a Esperanza “Cuerpos al límite: el mundo de Sofía”. Como un “upgrade” de la exitosa primer serie fotográfica y video instalación “La iniciación”, estrenada en Santa fe el pasado año, esta obra -con sustento en la fotografía- ve la luz por primera vez en Esperanza. Esto será el Sábado 19 de Julio a las 20 horas en el espacio de la Fundación Centro, Belgrano 2340, en esa ciudad santafesina.
El autor – daniel otero- acaba de exponer recientemente en la Estación Belgrano de Santa fe, mientras que en otras oportunidades lo hizo en las salas del Jockey Club, museo Sor Josefa Díaz y Clucellas, Liceo Municipal, librerías céntricas. Además acaba de realizar hace dos meses una instalación de land art en San Marcos Sierrra y Capilla del Monte.
Formado en el taller de Investigaciones visuales del Liceo Municipal de Santa fe con la docente y artista plástica Virginia Farah, como también en el taller de medios audiovisuales con el video realizador Agustín Falco, cursa anualmente el seminario de códigos contemporáneos en el M.A.C. de la U.N.L. con la Doctora en arte Stella Arber y “filosofía, arte y naturaleza”, con la Investigadora Ana Aldaburu (UBA). Como dato de interés, posee un interesante historial como concertista, docente, compositor y manager de arte.
El cuerpo y sus límites, su transformación, es la resultante final del trabajo de este artista que desde los conceptos delineados hace unos veinte años por el performer e investigador australiano Stelarc, toma como punto de partida para su obra, fuertemente conceptual pero con toques de arte extremo y realismo. Si bien otras facetas de la obra de daniel otero tienen que ver con el “land art” y el arte relacional así como bio – arte, lo que llega a Esperanza es un trabajo de seis meses de producción que fue registrado finalmente en unas 4000 fotografías, con el protagonismo de la performer Sofía Bértoli, registros que documentan el dato exacto de su cuerpo humano sometido a diversas instancias y situaciones límites que cambian su morfología y aspecto, planteando interrogantes conceptuales.
Pero la palabra autorizada la ejerce la Licenciada en Filosofía del arte Carla Marty, quien aborda en un trabajo de su autoría la conceptualización de la obra de daniel otero, al expresar:
…La obra fotográfica y audiovisual toma como eje las relaciones entre la “corporalidad humana” y los “objetos producto de la cultura”, vinculándose en un juego estético que en todo momento nos sumerge en una experiencia onírica, un surrealismo que aflora en imágenes que marcan el nacimiento de una nueva realidad a partir del cuerpo, una suerte de transición entre lo que alguna vez fue con esta nueva naturaleza recuperada. Allí los “objetos” tienen una misión específica: transformar, recrear, regenerar esa experiencia de lo corporal, adhiriéndose al organismo vivo como parte constitutiva de una misma piel. No existe el adorno ni la casualidad, en este resultante de texturas, adherencias, luces y sombras. Asimismo, se vislumbra en la obra presentada la intención de profundizar en esa búsqueda, incorporando materiales naturales como espinas de palo borracho, elementos de PVC, y otros, que entablan una suerte de diálogo y dinámica con las maquetas presentadas en la instalación y que como un claro ejemplo de Arte Trash, resignifica objetos de descarte de la cultura de masas.
En esta profundización de la exploración estética, el mundo de lo simbólico producto de objetos como el reloj, un cuadrante, agujas; entra en tensión con lo efímero y “re utilizable”, que parece asomarse desde una situación más azarosa.
La obra de daniel otero, es en definitiva, una creación que se caracteriza por la preponderancia de lo femenino, la magia de una naturaleza desacralizada y el protagonismo de lo onírico. El artista comparte diversas imágenes en diferentes planos de mujeres jóvenes, solitarias, alejadas de lo convencional y situadas en su propia subjetividad. Universos únicos y personales que cobran vida a través de una exploración de la corporalidad como geografía de apropiación y liberación. Para verlo, desde el Sábado 19 en Esperanza.
El Jardín de las Delicias 